Bangkok, La situación entre Tailandia y Camboya sigue siendo tensa a pesar de la reciente declaración de tregua, ya que el ejército tailandés ha acusado a Camboya de violar el acuerdo alcanzado el lunes. Los enfrentamientos, que se habían detenido tras casi una semana de violencia en la frontera, parecieron reanudarse en dos localidades antes de calmarse nuevamente.

Según informes del ejército tailandés, los ataques se produjeron durante la madrugada, aunque Camboya desmintió estas acusaciones, afirmando que no ha habido violaciones al alto el fuego. A pesar de las tensiones, los líderes militares de ambos países se han reunido para tratar de mantener la paz.

El primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien jugó un papel crucial como mediador en el acuerdo, confirmó que las escaramuzas iniciales se resolvieron rápidamente gracias a las conversaciones entre los comandantes de ambos lados.

La raíz del conflicto se remonta a disputas territoriales de la época colonial francesa, y la reciente violencia ha intensificado las tensiones. En los últimos días, los enfrentamientos resultaron en al menos 43 muertes y el desplazamiento de alrededor de 330,000 personas.

Los primeros ministros interinos de Tailandia, Phumtham Wechayachai, y de Camboya, Hun Manet, lograron establecer una tregua con el apoyo de Malasia, Estados Unidos y China. Sin embargo, las acusaciones de violaciones al alto el fuego ponen en riesgo la frágil paz.

El ejército tailandés ha calificado los presuntos ataques camboyanos como actos deliberados o de indisciplina militar. En respuesta, Maly Socheata, portavoz del Ministerio de Defensa camboyano, insistió en que las fuerzas camboyanas han respetado el cese de hostilidades.

En el contexto de estas tensiones, las relaciones entre Tailandia y Camboya, que históricamente han tenido vínculos económicos y culturales significativos, enfrentan uno de sus peores momentos en décadas. Antes de la escalada de violencia, medidas adoptadas por ambos gobiernos ya habían limitado la circulación de mercancías y personas, exacerbadas por un auge del nacionalismo.

La mediación de Malasia, como presidente rotativo de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), fue clave para alcanzar la tregua. Tanto Bangkok como Phnom Penh agradecieron también el apoyo de Estados Unidos y China en el proceso.

El conflicto ya ha causado la evacuación de más de 188,000 tailandeses y 140,000 camboyanos de las zonas afectadas, según datos oficiales de los respectivos gobiernos. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos y aboga por un retorno a la estabilidad en la región.

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