Redacción.- Un sector nacionalista ha defendido recientemente la figura del exdictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, considerándolo un “patriota” por las acciones que tomó durante su régimen, entre ellas la Masacre del Perejil en 1937, un evento que marcó la historia del país con la trágica muerte de miles de haitianos en la frontera dominico-haitiana.
De acuerdo con estos grupos, Trujillo tomó “decisiones difíciles” bajo el argumento de preservar la nacionalidad dominicana. La Masacre del Perejil, que tuvo lugar en octubre de 1937, es recordada como uno de los episodios más sangrientos del Caribe, donde el régimen de Trujillo ordenó la eliminación de haitianos y dominico-haitianos en un intento de controlar la frontera y “proteger” la identidad nacional.
Los defensores del dictador sostienen que este acto, aunque terrible, fue una medida extrema para “mantener la soberanía” y evitar lo que veían como una amenaza de “invasión pacífica” por parte de los migrantes haitianos.
Sin embargo, historiadores y defensores de derechos humanos condenan categóricamente la masacre, que resultó en la muerte de entre 12,000 y 20,000 personas, muchas de ellas identificadas por su incapacidad de pronunciar correctamente la palabra “perejil”, un criterio usado para distinguir a los haitianos de los dominicanos en la frontera.
Pese a los intentos de algunos sectores por reivindicar la figura de Trujillo, su legado continúa siendo objeto de intensos debates, con gran parte de la sociedad dominicana y la comunidad internacional recordando sus acciones como crímenes atroces que no pueden ser justificados por motivos nacionalistas.