Washington D.C. – El pleno del Senate of the United States convocó una sesión de urgencia ante la creciente presión para poner fin al cierre parcial del gobierno federal, que se ha convertido en el más largo de su historia moderna.

Legisladores de ambas bancadas coincidieron en que la situación se está tornando insostenible, con miles de empleados federales suspendidos o trabajando sin recibir salario, servicios públicos clave paralizados y una oleada de descontento ciudadano. Según informes oficiales, la paralización ya afecta numerosos programas de asistencia social, aeropuertos, agencias reguladoras y servicios estatales que dependen del financiamiento federal.

Las negociaciones en curso giran en torno a un paquete temporal de financiamiento que permitiría reabrir el gobierno, mientras se siguen debatiendo medidas estructurales de largo plazo como la extensión de subsidios médicos del Affordable Care Act (ACA) y la reforma del sistema de seguridad social. Hasta ahora, los intentos de resolución han sido bloqueados por diferencias partidarias: los republicanos exigen una “solución limpia” para reactivar las operaciones, mientras los demócratas condicionan su apoyo a avances en materia de salud y cobertura ciudadana.

La administración del Donald Trump ha señalado que no participará en negociaciones mientras el gobierno permanezca cerrado, agregando que los demócratas deben “abrir primero” la administración antes de abordar otros temas. En paralelo, animan a los senadores a adoptar medidas urgentes, mientras la economía ya muestra signos de desgaste ante el prolongado bloqueo financiero.

De extenderse el impasse, el cierre podría superar la duración de anteriores episodios críticos, lo que activaría protocolos de emergencia para compensar a trabajadores federales, garantizar servicios básicos y mantener la estabilidad de programas de asistencia que enfrentan interrupciones.

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