Puerto Príncipe, 24 de mayo de 2025 – Al menos 50 personas han sido asesinadas esta semana en la localidad de Préval, en el departamento de Artibonite, tras un violento ataque perpetrado por una coalición de grupos de autodefensa. Según fuentes locales, algunas de las víctimas fueron decapitadas, calcinadas dentro de sus viviendas o arrojadas a los ríos de la zona.
Los ataques, que incluyeron el incendio de viviendas, la ejecución de menores y ancianos, y la decapitación del pastor Jacques Brutus (86 años) junto a varios fieles dentro de una iglesia, se produjeron como represalia por la muerte de un miembro del grupo armado Ti Mépri, asesinado a inicios de semana por la banda rival Gran Griff.
La portavoz de la Comisión de Diálogo y Reconciliación para Salvar Artibonite, Bertide Horace, denunció que los criminales aún controlan la zona, lo que impide la recuperación de muchos cuerpos. "El fuego en la iglesia todavía no ha sido extinguido y los cuerpos siguen siendo encontrados a diario", afirmó Horace, quien también perdió familiares en la masacre.
A pesar de la cercanía de una comisaría de policía a la zona afectada, no se registró intervención de las fuerzas del orden durante el ataque. La violencia se ha intensificado en Artibonite, donde también se reporta la muerte de miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) y la destrucción de vehículos policiales.
La Conferencia Episcopal de Haití condenó los hechos y exigió justicia, instando al Estado a cumplir su deber de proteger a la población y restablecer el orden público. “El silencio de las autoridades es inaceptable”, manifestaron los obispos en un comunicado.
Haití atraviesa una crisis de seguridad sin precedentes. En lo que va de año, más de 1.600 personas han sido asesinadas y más de 1.400 han sido secuestradas, según datos de la ONU. La violencia ha generado más de un millón de desplazados internos en un país que enfrenta un colapso institucional y humanitario.