MOSCÚ. Alina Kabaeva, exgimnasta olímpica y una de las atletas más laureadas de Rusia, vuelve a acaparar atención internacional por su presunta relación con el presidente Vladimir Putin, vínculo que el Kremlin nunca ha confirmado pero que investigaciones recientes consideran cada vez más evidente.
Kabaeva, de 42 años, pasó de la élite deportiva al escenario político y mediático: fue diputada de la Duma Estatal y hoy dirige un importante conglomerado de comunicación, posición que la mantiene dentro del círculo de poder más cercano al mandatario.
Diversos reportes sostienen que ella reside en complejos altamente protegidos y que sería madre de varios hijos de Putin, lo que la convierte en una figura central —aunque no oficial— del entorno personal del presidente. Su vida pública, discreta y cuidadosamente controlada, alimenta las sospechas de que su influencia va más allá del deporte y los medios, convirtiéndose en un rostro clave de la esfera íntima del líder ruso.
