La cifra de muertos en los enfrentamientos en las provincias costeras de Siria ha superado el millar, incluyendo 745 civiles, según informó este sábado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Los choques entre las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco y grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad han desencadenado una ola de violencia sin precedentes en la región.
Según el OSDH, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, "la cifra de bajas humanas ha subido aceleradamente desde la entrada de grupos armados para apoyar a las fuerzas de seguridad y a las unidades del Ministerio de Defensa" de las nuevas autoridades sirias.
El informe detalla que, de las 1.018 víctimas registradas hasta la tarde del sábado, al menos 125 miembros de la Seguridad General, el Ministerio de Defensa y otros grupos aliados han fallecido, mientras que otros 148 "individuos armados" leales al régimen de Al Asad han muerto en los combates. La mayoría de las muertes civiles y las denominadas "ejecuciones de campo" han ocurrido en las provincias costeras de Latakia y Tartús, históricos bastiones de la comunidad alauita, rama del islam chií a la que pertenecía el expresidente.
Ante la creciente escalada de violencia, la ONG ha solicitado a la comunidad internacional "adoptar medidas urgentes y enviar equipos especializados para documentar las graves violaciones de derechos humanos que han afectado a la población civil". Además, ha pedido a las nuevas autoridades sirias que investiguen y responsabilicen a los implicados en estas acciones, advirtiendo que "la impunidad alienta la repetición de crímenes en el futuro y amenaza la estabilidad política y social en Siria".
Por su parte, la nueva administración siria no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque ha asegurado que aplicará medidas legales contra aquellos responsables de "excesos" o "actos de venganza" cometidos contra la población civil durante las operaciones militares.
Los enfrentamientos estallaron el jueves tras un ataque de insurgentes alauitas contra las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia, desatando la mayor crisis de violencia en Siria desde el derrocamiento de Al Asad el pasado 8 de diciembre. Las nuevas fuerzas sirias, conformadas en su mayoría por excombatientes de la disuelta alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), lideraron la ofensiva que resultó en la caída del régimen y que ahora enfrentan focos de insurgencia pro-Asad en varias provincias del país.
La situación en Siria sigue siendo volátil, y la comunidad internacional observa con preocupación el recrudecimiento de la violencia en la región.