En los últimos días, ha circulado un rumor alarmante que sugiere que el Presidente de la República, Luis Abinader, junto con su consultor jurídico, estaría promoviendo una reforma constitucional que podría poner en grave riesgo la soberanía y el futuro de la República Dominicana.
El supuesto Artículo 16, si llegara a ser cierto, podría desencadenar un conflicto que revivirá el espíritu combativo y patriótico de los dominicanos, como en momentos históricos cruciales, tales como la Revolución de Abril de 1965. En el pasado, ya se intentó introducir un proyecto similar, que fue retirado ante la presión popular. ¿Estamos siendo testigos de un nuevo intento de comprometer nuestra soberanía?
La defensa de la soberanía nacional ha sido una constante en la historia dominicana. La sangre derramada por nuestros antepasados no debe ser en vano. Cualquier intento de someter a la República a intereses extranjeros debe ser enfrentado con la misma valentía y decisión que mostraron aquellos que lucharon en la Guerra de Independencia y en la Revolución de Abril.
La idea de que un Presidente de la República, junto con sus asesores, esté trabajando en una propuesta que podría abrir las puertas a la intervención extranjera es sencillamente inaceptable. Si el presidente Abinader pretende avanzar con esta agenda, no solo traicionará la confianza del pueblo, sino que también podría desencadenar una reacción contundente por parte de aquellos que, como en 1984, no están dispuestos a permitir que la patria sea vendida al mejor postor.
La historia nos enseña que cada vez que la soberanía de la República Dominicana ha sido amenazada, el pueblo ha respondido con determinación. Recordemos las palabras del Dr. Joaquín Balaguer, quien en su tiempo protegió con firmeza la soberanía nacional y se enfrentó a cualquier intento de intervención extranjera. Hoy, más que nunca, necesitamos líderes que, como Balaguer, estén dispuestos a defender la nación a toda costa.
A los políticos, funcionarios y a todos aquellos que piensan que pueden jugar con el destino de la República Dominicana, les advertimos: el pueblo dominicano está alerta. No permitiremos que nuestra independencia sea pisoteada.
No permitiremos que nuestra soberanía sea vendida. Y si es necesario, como lo fue en 1965 y en 1984, estaremos dispuestos a defender nuestro país con la misma determinación y coraje.
Este pueblo no olvidará, no perdonará, y no permitirá que ningún traidor entregue lo que tanto ha costado defender: una República Dominicana libre, soberana e independiente.
Hoy más que nunca, debemos estar preparados y unidos. Cualquier intento de subvertir nuestra Constitución será enfrentado con la misma fuerza que nuestros antepasados demostraron en los momentos más oscuros de nuestra historia. Porque la patria no se vende, la patria se defiende.
¡Que viva la República Dominicana libre e independiente!
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