La Romana, República Dominicana – El 15 de septiembre de 2022, una tragedia sin precedentes sacudió la comunidad de Villa Pereira, en La Romana, cuando Román Daniel Guerrero Tavares, conocido en el vecindario como un hombre amable y dedicado a su trabajo, se vio envuelto en un violento enfrentamiento que terminó con su vida y la de varias otras personas.
Guerrero, un ebanista respetado con un taller en su hogar, había sido víctima de múltiples robos, perdiendo valiosas herramientas y equipos. Frustrado por la inacción de la policía y la falta de apoyo de sus familiares, Guerrero, quien también era conocido por su fe cristiana y su carácter tranquilo, había advertido a sus vecinos sobre la posibilidad de tomar la justicia en sus propias manos si los robos continuaban.
Aquel fatídico día, Guerrero, armado con una escopeta, se enfrentó a varios individuos que, según informes, habían robado en su taller. Los primeros disparos alcanzaron a Fernando Joemi de Mota, quien presuntamente tenía problemas personales con Guerrero, y se extendieron a Carballo y Gamaliel Mota García, ambos conductores de motocicletas de alquiler y presuntos ladrones del taller.
El enfrentamiento se intensificó cuando Guerrero, tras herir a varios individuos, tomó como rehenes al teniente Manuel Moisés Hernández y a dos mujeres que habían acudido al taller para solicitar servicios. A medida que la situación se volvía más caótica, Guerrero continuó disparando y despojando de sus armas a los agentes que intentaban intervenir.
El suceso se prolongó por más de 11 horas, durante las cuales la comunidad y los medios de comunicación seguían de cerca el desarrollo de la crisis. Finalmente, el equipo de operaciones especiales SUAT, procedente de Santo Domingo, logró poner fin al conflicto, abatido a Guerrero tras un prolongado enfrentamiento.
El incidente dejó un saldo trágico de seis personas fallecidas, incluido el teniente Hernández, y varios agentes heridos. Los detalles del caso continúan siendo objeto de controversia, con acusaciones de corrupción policial y negligencia en el manejo de las denuncias de robo previas.
Los familiares de las víctimas y de Guerrero han expresado su dolor y su frustración ante el manejo del caso, destacando la falta de acción efectiva por parte de las autoridades y la corrupción dentro del sistema policial. La tragedia ha dejado una profunda marca en la comunidad de La Romana y ha puesto en evidencia las fallas en el sistema judicial y policial del país.
El caso continúa siendo objeto de investigación y debate, mientras la comunidad busca respuestas y justicia para aquellos afectados por este lamentable episodio. La Romana ha declarado dos días de duelo en honor a las víctimas y en solidaridad con las familias afectadas por esta tragedia.