La pesca de anguilas ha revolucionado la economía de los pueblos costeros del Este de la República Dominicana, generando ingresos inesperados para sus habitantes. Lo que antes era una actividad desconocida en la región, se ha convertido en una fuente de sustento para cientos de pescadores que, en una sola noche, pueden obtener hasta RD$90,000 por la venta de estos diminutos peces.
Desde las cinco de la tarde, los habitantes de comunidades como Sabana de la Mar y Miches se preparan para una jornada de pesca nocturna. Armados con trasmallos, linternas, coladores de cocina y baldes de agua dulce, se adentran en las desembocaduras de los ríos en busca de las crías de anguila americana, conocidas como angulas o anguilas de cristal.
El auge de esta actividad ha traído consigo una transformación económica significativa. De acuerdo con testimonios locales, algunos pescadores han logrado ganancias de hasta un millón de pesos en una sola noche. En un corto periodo, la pesca de anguilas ha cambiado la vida de familias enteras, permitiéndoles adquirir bienes y mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, este inesperado boom económico también ha despertado preocupaciones ambientales. La anguila americana se encuentra en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como una especie bajo amenaza de extinción. La sobrepesca descontrolada podría llevar a una reducción drástica de su población, afectando la sostenibilidad de la actividad y el equilibrio ecológico de la región.
El dinamismo comercial que ha generado la pesca de anguilas se refleja en las exportaciones. Según datos del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (ProDominicana), solo en los primeros dos meses de 2025, la exportación de anguilas vivas ha generado US$1,534,600. En 2024, esta actividad dejó ingresos de más de 10 millones de dólares, con Hong Kong como principal destino de exportación, seguido de Canadá, Estados Unidos y Corea del Sur.
A pesar del éxito económico, la disminución de la población de anguilas ya se hace notar. Pescadores veteranos reportan una merma en la cantidad de capturas, lo que ha provocado una reducción en los precios y en el número de personas dedicadas a esta actividad. Algunos temen que, de continuar la explotación sin regulaciones, en pocos años las anguilas desaparezcan de estos ríos, poniendo fin a un negocio que ha significado una oportunidad de desarrollo para muchas familias.
Ante esta situación, surge la necesidad de establecer normativas que garanticen la pesca sostenible de la especie y eviten su extinción. La regulación adecuada podría permitir que esta actividad continúe beneficiando a las comunidades costeras sin poner en riesgo la biodiversidad de los ecosistemas fluviales.