Dakar, Senegal. – En un movimiento estratégico que marca el fin de una era, Francia completó este jueves la retirada de sus tropas del territorio senegalés, cerrando así su última base militar en África Occidental. Esta decisión refleja una disminución de la influencia francesa en la región, en un contexto donde varias naciones africanas han manifestado su deseo de reforzar su soberanía y autonomía.

El Campamento Geille, la mayor instalación militar francesa en Senegal, junto con una infraestructura aérea adyacente, fue oficialmente entregado al gobierno senegalés durante una ceremonia en la capital, Dakar. Esta entrega simboliza un cambio en las relaciones militares entre ambos países, según lo expresó el general Pascal Ianni, jefe de las fuerzas francesas en África.

La retirada es parte de un esfuerzo más amplio de Francia para finalizar las bases militares permanentes en África Occidental y Central. Este proceso de reubicación responde a la petición de las autoridades senegalesas de eliminar la presencia de fuerzas extranjeras permanentes en su suelo. El general Mbaye Cissé, jefe militar de Senegal, subrayó que este movimiento se alinea con la nueva estrategia de defensa del país, que busca fortalecer la autonomía de sus fuerzas armadas mientras contribuye a la estabilidad regional y global.

El proceso de retirada, que involucró a aproximadamente 350 efectivos franceses, se inició en marzo y culminó tras un periodo de tres meses. Las fuerzas francesas han estado presentes en Senegal desde su independencia en 1960, bajo acuerdos bilaterales de cooperación militar.

La decisión del presidente senegalés, Bassirou Diomaye Faye, el año pasado, de solicitar el retiro de todas las tropas extranjeras, respondió a un sentimiento creciente de que la soberanía nacional es incompatible con la presencia de bases extranjeras. Este movimiento se enmarca dentro de una reacción regional más amplia contra lo que se percibe como un legado colonial.

Francia ha anunciado que reducirá significativamente su presencia en sus bases africanas, con la excepción de Yibuti, donde mantiene una presencia militar permanente con unos 1,500 militares. En otras naciones, como Gabón y Costa de Marfil, las fuerzas francesas han optado por compartir instalaciones o proporcionar entrenamiento y apoyo militar específico.

El impacto de la retirada francesa se ha sentido también en otros países de África Occidental, como Níger, Mali y Burkina Faso, donde las fuerzas locales han buscado apoyo militar de otras potencias, como Rusia. Este cambio refleja un panorama geopolítico en evolución, donde las naciones africanas buscan redefinir sus alianzas y estrategias de defensa.

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