El exconvicto y ahora figura pública en redes sociales, conocido como Memín, lanzó fuertes críticas contra el exponente urbano Rochy RD, acusándolo de promover una cultura de violencia, delincuencia y degradación moral a través de sus canciones.
En un video que circula en redes sociales, Memín expresó que, si en República Dominicana existieran autoridades comprometidas con el bienestar social, Rochy estaría preso por “contaminar a los jóvenes con su música basura”.
“Eso no es música, eso es basura. Es un veneno para la juventud. Si aquí hubieran autoridades de verdad, ese tipo estuviera preso por dañar la mente de los muchachos. Él no canta, él promueve atracos, drogas y violencia”, declaró Memín con tono enérgico.
“La familia es quien sufre las consecuencias”
Memín, quien dice haber aprendido por experiencia propia tras haber estado tras las rejas, aseguró que los jóvenes dominicanos están creciendo con modelos distorsionados de éxito, influenciados por letras que glorifican el crimen y el desorden.
“Muchos jóvenes escuchan esa música y salen a las calles creyendo que ser un delincuente es un orgullo. Luego terminan muertos o presos, y los que sufren son sus familias. Mientras tanto, Rochy está en su casa contando dinero”, señaló.
Llamado a las autoridades y padres
El exrecluso pidió al Ministerio Público, al Ministerio de Educación y a los organismos de regulación de medios que tomen cartas en el asunto, indicando que “la música de Rochy y otros exponentes urbanos no solo carece de contenido positivo, sino que es directamente peligrosa”.
También hizo un llamado a los padres dominicanos:
“Pónganle atención a lo que sus hijos están oyendo. Muchos menores se están formando con estas letras y están creciendo como matones. No es juego. El futuro del país está en juego”, advirtió.
Un fenómeno sin control
No es la primera vez que sectores sociales critican el contenido de la música urbana dominicana, pero la denuncia de Memín ha encendido el debate nuevamente. En medio de una creciente ola de violencia juvenil, muchos se preguntan si la libertad artística debe tener límites cuando afecta directamente a la seguridad y la formación de las nuevas generaciones.
Mientras Rochy RD continúa encabezando listas de reproducción y llenando conciertos, la sociedad se enfrenta al dilema entre el entretenimiento popular y la responsabilidad colectiva.