Ajaccio, Córcega – Durante su visita este domingo a la isla francesa de Córcega, el Papa Francisco instó a los sacerdotes a actuar con misericordia en el confesionario, evitando «torturar a la gente» y perdonando siempre. El pontífice, que participó en el congreso sobre la «Religiosidad Popular en el Mediterráneo», reveló que en sus 53 años de sacerdocio nunca ha negado una absolución, asegurando: «Yo siempre he perdonado».
En su intervención en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, Francisco se dirigió a los religiosos animándolos a centrarse en Dios y no en ellos mismos: «No olvidemos esto: en el centro está el Señor. No estoy yo en el centro, sino Dios». Además, compartió dos consejos clave para los consagrados: «Cuidar de sí mismos y cuidar de los demás».
El Papa advirtió sobre el peligro de un exceso de actividad en la vida sacerdotal, subrayando la importancia de encontrar momentos de pausa: «Hay que tenerle miedo a esas personas que están siempre activas, que quizá por demasiado celo nunca reposan. Eso no es bueno. Cada sacerdote necesita espacios para cuidar de sí mismo».
También invitó a los sacerdotes a abrir sus corazones a todos, sin hacer distinciones: «Salid al encuentro de las personas allí donde viven y trabajan, y perdonad siempre todo. No hagáis demasiadas preguntas: escuchad y perdonad».
Por la tarde, el Papa celebrará una misa en la Place d’Austerlitz, donde se espera la asistencia de unas 7,000 personas. Al final de su jornada en Córcega, Francisco se reunirá en el aeropuerto con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ha viajado especialmente para este encuentro.
Con su mensaje de humildad y misericordia, el Papa Francisco refuerza su llamado a una Iglesia cercana, compasiva y centrada en el servicio a los demás.