Dharamshala, India. El dalái lama ha delineado un plan detallado para la búsqueda de su reencarnación, desafiando abiertamente los intentos de control del proceso por parte de China. En un comunicado en video, el líder espiritual tibetano confirmó que será su círculo de máxima confianza el encargado exclusivo de este proceso, asegurando así la continuidad de un linaje de 600 años.
Este anuncio, considerado un testamento en vida del dalái lama, establece una hoja de ruta para la sucesión de un líder espiritual, un procedimiento místico que no se ha llevado a cabo en casi nueve décadas. El Gaden Phodrang Trust, una fundación creada por el propio dalái lama para proteger su tradición, ha sido designada como la autoridad única para llevar a cabo esta búsqueda, excluyendo cualquier interferencia externa.
La decisión fue respaldada de inmediato por la 15ª Conferencia Religiosa, un cónclave de altos lamas reunido en Dharamshala, que emitió una resolución unánime apoyando este plan y condenando enérgicamente la intromisión de Pekín en asuntos que consideran sagrados.
En McLeod Ganj, hogar del dalái lama, la noticia fue recibida con entusiasmo. Los tibetanos en el exilio expresaron su alegría y esperanza de que, en el futuro, puedan regresar al Tíbet. Este proceso de reencarnación es complejo y se inicia tradicionalmente tras la muerte del líder espiritual. El actual dalái lama, Tenzin Gyatso, fue identificado a través de este método cuando era solo un niño.
Históricamente, el panchen lama juega un papel crucial en este proceso, pero el niño reconocido como tal fue secuestrado por China en 1995, y su paradero sigue siendo desconocido. La portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, insistió en que la sucesión debe seguir el procedimiento del sorteo de la urna dorada, bajo la aprobación del gobierno central.
La comunidad tibetana en el exilio encuentra consuelo en la fe y en la creencia de que el dalái lama podría vivir hasta los 130 años, mientras se preparan para su 90º cumpleaños este domingo. Con la hoja de ruta ya establecida, las celebraciones adquieren un significado especial, marcando el inicio de un legado político y espiritual que busca asegurar la supervivencia del Tíbet más allá de su líder icónico.