Por Yoarem Monegro
Al ver películas, lo que se muestra es que correr a la embajada a la que perteneces significa que quieres preservar tu vida, ya sea por una persecución o un conflicto, y que solo la embajada puede ayudarte.
Por otro lado, muchas personas consideran que en una embajada se emiten visados y que sus instalaciones están disponibles en caso de peligro, aplicando la idea de: "¡Corre a la embajada!"
Pero, ¿se han preguntado en alguna ocasión qué es realmente una embajada, cuál es su función y qué privilegios posee?
Desde tiempos antiguos, se reconoce el estatus de un funcionario diplomático, la importancia de pertenecer a este entorno y el impacto que conlleva para garantizar el desempeño, la eficacia, los intereses nacionales y la identidad del país o Estado que se representa.
Tomando en cuenta los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas de 1945, esta establece la igualdad soberana entre los Estados, el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, así como el fomento de relaciones amistosas entre las naciones.
Según la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en su Artículo 1, se considera que los edificios y locales de una embajada, así como la residencia del jefe de misión diplomática, pertenecen al Estado que representan, aunque estén ubicados en el territorio de otro país.
En el Artículo 21, se explica que el Estado receptor debe facilitar las instalaciones para la misión diplomática dentro de su territorio, bajo sus leyes, pero permitiendo que la misión funcione conforme a las leyes del Estado que representa.
El Artículo 22 establece que las embajadas son inviolables, lo que significa que las autoridades del país en el que se encuentran no pueden ingresar sin la autorización del jefe de misión.
Asimismo, es responsabilidad del Estado receptor garantizar la protección especial de la misión diplomática, incluyendo sus locales y medios de transporte. Según la Convención de Viena, los diplomáticos gozan de privilegios como:
- No ser sometidos a inspecciones.
- No ser detenidos.
- No estar sujetos a embargos ni a medidas de ejecución.
El Artículo 23 señala que el país que envía la misión y su jefe están exentos de impuestos municipales, nacionales o regionales sobre los locales de la misión y los servicios diplomáticos, salvo aquellos que correspondan a servicios particulares.
En casos de seguridad nacional, el Artículo 26 establece que el Estado receptor debe garantizar la libre circulación de los diplomáticos en su territorio. Además, el Artículo 30 indica que los documentos, la correspondencia y los bienes de la misión son inviolables, al igual que su propiedad.
El Artículo 31 dispone que los diplomáticos gozan de inmunidad jurisdiccional, lo que significa que no pueden ser juzgados por tribunales civiles, administrativos o penales del Estado receptor. También se establece que un agente diplomático no puede ser obligado a testificar ni ser objeto de medidas de ejecución.
El Artículo 37 extiende estos privilegios e inmunidades a los familiares del agente diplomático que residan con él, siempre que no sean nacionales del país receptor.
Por último, el Artículo 44 establece que, en casos de conflicto armado, el Estado receptor debe garantizar que las personas con inmunidad y privilegios, que no sean nacionales del país receptor, puedan salir junto con sus familias lo más pronto posible. Esto incluye brindar transporte y los medios necesarios para su evacuación.
"Siempre y cuando estén en funciones oficiales y se haya notificado tanto al país que representan como al país que los recibe."