Desde el punto de vista de las entidades financieras, el open banking incrementa exponencialmente la necesidad de interoperabilidad, resiliencia, eficiencia y agilidad, eso afirma Héctor Arias, líder global para el sector bancario en Red Hat.
“En cierta manera, es como si la entidad dejase de ser “sólo” un banco (por ejemplo), para además ser una compañía tecnológica capaz de desarrollar productos y servicios muy ágilmente, servirlos a través de APIs, y operarlos a un coste marginal muy bajo, es decir, muy eficientemente, y además con una disponibilidad muy cercana al aspiracional 100%”.
Hoy plataformas como Red Hat Openshift son utilizadas por entidades financieras líderes en todo el mundo ya que proporcionan esa capacidad fundacional para interoperabilidad, resiliencia, eficiencia y agilidad como plataforma de aplicaciones, así como la “nube híbrida” de infraestructura (cualquier infraestructura o combinación de infraestructuras).
Según el experto, en Latinoamérica, las instituciones financieras tienen una doble ventaja, por una parte el sistema cuenta con menos carga de sistemas legados y está más abierto a la innovación, en comparación con regiones como Europa o EE. UU. Por otra parte, hay una fuerte comunidad de emprendimiento e innovación con mucho interés en construir sobre la banca abierta.
“La banca abierta tiene sentido si y sólo si ayuda al cliente (particular o empresa). Por eso las regulaciones tienen un papel trascendental; guían el cambio protegiendo y creando nuevas oportunidades para los clientes, sin renunciar a la seguridad, privacidad y resiliencia que el sistema financiero debe proporcionar.”
Estas regulaciones y modelos de negocio presentan diferentes nombres que recogen similares conceptos alrededor de la “apertura”: open banking, open finance, banking as a service, open data, etc.