Por Brendaly Morel
Estudiante de Ciencias Políticas.
En la República Dominicana, la política partidaria atraviesa una crisis silenciosa: la desconexión generacional. Mientras los partidos tradicionales insisten en reproducir las mismas fórmulas obsoletas, la nueva generación, crítica, visionaria, informada y digital, se aleja cada vez más de las estructuras que deberían representarla. Conduciendo a que no se trata de apatía, sino de hartazgo.
Desde hace años, diversos estudios vienen advirtiendo el desencanto de la juventud con la política. La Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) reveló que más del 73% de los jóvenes entre 18 y 35 años no están afiliados a ningún partido político. Solo un 14% afirma pertenecer a alguno. Sin embargo, estos mismos jóvenes se interesan por los temas nacionales. Lo que demandan no es indiferencia, sino una nueva forma de hacer política: más ética, más transformadora, menos clientelar y menos propagandística.
Ese desencanto también se traduce en las urnas. Más del 37% de los jóvenes admiten no sentirse interesados en los procesos electorales recientes, y más del 40% no acudió a votar. ¿La causa? La ausencia de representación juvenil, la exclusión en la toma de decisiones y un liderazgo que no abre espacios para que la juventud proponga, crezca y decida.
La Encuesta Nacional de Cultura Democrática 2022-2023, presentada por el Ministerio de Economía, reveló que los jóvenes entre 18 y 44 años tienen 2.2 veces más probabilidades de caer en la apatía democrática que los adultos mayores. Es un dato alarmante para cualquier proyecto democrático.
Y lo más reciente lo confirma con contundencia: la firma ACIERTO Consultores publicó una encuesta nacional realizada los días 22 y 23 de mayo de 2025, entrevistando a 1,300 jóvenes entre 18 y 24 años. El resultado fue contundente: el 76% no se identifica con ningún partido político, apenas un 17% mostró afinidad con alguno, y solo un 22% expresó disposición a militar en una organización política, frente a un 70% que lo descartó por completo.
Frente a este escenario, surge una pregunta obligada: ¿qué están haciendo los partidos políticos? Todos cuentan, al menos en teoría, con secretarías de la juventud, organismos llamados a canalizar propuestas, representar a la nueva generación y acercar la política a sus verdaderos protagonistas que son los jóvenes.
Pero la realidad dista mucho de esa aspiración. ¿Dónde están sus planes de trabajo? ¿Dónde está su presencia activa en los barrios, en las universidades, en los clubes culturales, deportivos y comunitarios? En lugar de fortalecer el vínculo con los jóvenes, muchos partidos los marginan, los utilizan como elemento electoral puntual y luego los abandonan. Las secretarías juveniles, en muchos casos, se han convertido en estructuras decorativas sin voz, ni poder de influencia en la generación. Y los datos lo confirman.
Sin embargo, no todo está perdido. El 92% de los jóvenes dominicanos entre 18 y 35 años apoya que más jóvenes y mujeres formen parte de las boletas electorales a nivel presidencial, congresual y municipal. Existe interés. Existe capacidad. Existe liderazgo. Lo que falta es voluntad política para abrirles paso.
Los partidos políticos tradicionales deben comprender que el tiempo de las palabras ya pasó. Esta generación no necesita discursos ni promesas: necesita oportunidades para crecer, innovar, liderar y tomar decisiones con dignidad y responsabilidad. No como un simple “relevo” simbólico, sino como una generación lista para transformar el presente y construir el futuro político de nuestro país.